La adicción
Es un estado donde una persona se involucra con el uso de una sustancia o de una conducta, para el cual los efectos de recompensa proporcionan un estímulo convincente para perseguir el comportamiento repetidamente a pesar de las consecuencias perjudiciales.
La adicción puede involucrar el uso de sustancias como el alcohol, la nicotina, la cocaína u otros comportamientos tales como el juego.
Existe evidencia científica de que en los comportamientos adictivos participan particularidades neurobiológicas claves que implican fuertemente vías cerebrales de recompensa y refuerzo, que afectan la motivación, que involucran al neurotransmisor dopamina.
Tanto los trastornos por uso de sustancias como los comportamientos de juego tienen una mayor posibilidad de estar acompañados por afecciones de salud mental como la depresión y la ansiedad u otros problemas preexistentes.
El uso de sustancias y los trastornos del juego no solo envuelven los mismos mecanismos cerebrales de compulsividad, sino que se manifiestan en muchos de los mismos enfoques de tratamiento.
A causa de que la adicción afecta las funciones ejecutivas del cerebro, centradas en la corteza prefrontal, las personas que desarrollan una adicción pueden no ser conscientes de que su comportamiento esté originando problemas para ellos mismos y para otros.
Con el tiempo, la búsqueda de los efectos placenteros de la sustancia o el comportamiento, pueden dominar las actividades de una persona.
Aunque todas las adicciones tienen la capacidad de inducir un sentimiento de desesperanza y sentimientos de fracaso, así como de vergüenza y culpa, las investigaciones evidencian que existen muchas vías para la recuperación.
Las personas pueden lograr un mejor funcionamiento físico, psicológico y social por sí mismos, lo que se denomina recuperación natural.
Algunas personas prefieren el apoyo de redes comunitarias y otras escogen la recuperación basada en la clínica a través de los servicios de profesionales acreditados.