El autocontrol, conocido como la capacidad de someter a nuestros impulsos, emociones y conductas personales para poder lograr nuestros objetivos propuestos a largo plazo.
Esto es lo que diferencia a las personas de ésta época con las personas de la época antigua.
El autocontrol emocional
El autocontrol emocional se basa principalmente en la corteza prefrontal, que es significativamente más grande en humanos que en otros mamíferos con cerebros similares.
Gracias a la corteza prefrontal, podemos planear y evaluar acciones alternativas para poder evitar hacer cosas de las que más tarde podemos arrepentirnos.
En vez de responder inmediatamente a cada impulso que tengamos, hacemos uso de esta capacidad de autocontrol emocional, la cual suele llamarse fuerza de voluntad.
La fuerza de voluntad
La fuerza de voluntad es lo que permite a las personas dirigir su atención a todo tipo de logros, desde el colegio hasta el lugar de trabajo.
Existe un debate importante en la ciencia sobre si la fuerza de voluntad es o no un recurso definido.
Algunos estudios muy conocidos sostienen que el ejercicio de la fuerza de voluntad necesita exigencias cerebrales establecidas.
El autodominio
El autodominio conlleva manejar nuestros objetivos de manera creativa, en términos de tener dominio sobre nuestros propios gustos y deseos.
Las personas que pueden autodominarse, pueden relajarse todo lo que quieran, de esta manera se aseguran de que no se excederán por cualquier cosa que pudiera suceder en forma imprevista.