El olvido es la más frecuente de las diversas formas en que la memoria muestra sus imperfecciones. Olvidamos mucho de lo que leemos, vemos, pensamos y encontramos directamente en el mundo. Por supuesto, también recordamos muchos eventos, pero ese es un tema para otra publicación. Ahora, la pregunta es: ¿por qué nos olvidamos rápido de las cosas?
En nuestra vida diaria nos enfocamos en comprender el mundo, no en recordarlo
La memoria es extremadamente importante para definirnos retrospectivamente, pero no nos acercamos a nuevos eventos en el mundo con el objetivo principal de recordarlos. Apreciamos, gestionamos, disfrutamos, negociamos, confrontamos, alabamos, amamos, discutimos y superamos todas las formas de comprensión.
Vamos a un juego de fútbol no para recordarlo, sino para divertirnos en el estadio. No caminamos por un sendero natural con el objetivo de recordar la caminata. No salimos de nuestras casas por la mañana con el objetivo de memorizar nuestro día. Nosotros recordamos los aspectos del juego de fútbol, de nuestro paseo y de episodios en el trabajo, pero sólo como un subproducto de la comprensión.
La investigación de la memoria y la escritura popular han puesto demasiado énfasis en la memoria. Las situaciones en las que concentramos nuestra atención en recordar son realmente muy limitadas: estudiar para un examen, preparar una presentación, tratar de aprender los nombres de las personas.
En la vida cotidiana, no nos enfocamos en recordar lo que hacemos. Nos enfocamos en hacer. No es casualidad que las personas que estudian la memoria y sus imperfecciones sean las mismas personas que dan los exámenes en el colegio.
Nosotros atendemos el presente, y por eso lo olvidamos. Vivimos nuestras vidas hacia adelante, comprendiendo, actuando y reaccionando. No debería sorprendernos, entonces, que ocasionalmente entremos en una habitación y olvidemos la razón por la que entramos. Cuando decidimos entrar, teníamos una acción específica en mente, algo que lograr. Pero estábamos enfocados en llevar a cabo esa acción, no en recordarla.
Olvidar no ayuda a vivir con los dolores de la vida
Después de una ruptura dolorosa, la pérdida de un padre o cónyuge, o un evento muy problemático, la mayoría de nosotros encontramos que el tiempo finalmente alivia el dolor. Pero no es el tiempo físico lo que hace que disminuya el dolor. Los detalles emocionales vívidos se vuelven menos accesibles a la experiencia consciente. Los bordes de la memoria se suavizan y los recuerdos dolorosos disminuyen en intensidad.
El sistema de neurotransmisores cannabinoides recientemente descubierto en nuestro cerebro demuestra la importancia central de vivir tanto en el presente como de atenuar los efectos de la memoria.
El olvidar tiene beneficios prácticos y mejora un poco la memoria
Hay claras ventajas en olvidar información desactualizada, como dónde estacionó su auto ayer, una contraseña antigua que ya no usa, el código que reemplazó o los detalles de una relación anterior a largo plazo. De hecho, hay situaciones en las que olvidar te ayuda a aprender, por ejemplo, cuando adquieres un segundo idioma, es útil suprimir la memoria de tu idioma nativo.
En líneas más generales, olvidar ayuda a la memoria. Las personas que están en mejores condiciones para eliminar eventos irrelevantes también pueden recordar eventos pertinentes, un fenómeno conocido como olvido adaptativo.
Evidentemente, olvidar puede ser problemático, especialmente dada la importancia que las personas le dan a ser recordado, por ejemplo, en nuestra vida cotidiana cuando olvidamos momentáneamente el nombre de un conocido o no podemos recordar una palabra en particular.
Pero las fallas cotidianas de la memoria no deben tomarse personalmente ni tomarse en serio. Olvidamos mucho, naturalmente. La mayor parte del olvido es parte del funcionamiento saludable de la memoria.
Olvidar puede ser frustrante. Conduce a un rendimiento decepcionante en los exámenes. Nos obliga a volver sobre nuestros pasos o pasar horas buscando un artículo fuera de lugar. A veces, puede avergonzarnos. Pero olvidar es necesario, ya que nos permite experimentar el mundo de manera más completa e inmediata, nos ayuda a manejar los eventos dolorosos en nuestras vidas. Y nos anima a recordar lo que es importante.