Hay muchas pruebas de que la exposición a la naturaleza es buena para la salud, el bienestar y la felicidad de las personas, con espacios verdes que incluso promueven comportamientos prosociales. La naturaleza es buena para nosotros porque somos parte de la naturaleza. Somos humanos evolucionados para dar sentido al mundo natural y esta incrustación en el mundo natural a menudo se puede olvidar y pasar por alto.
La naturaleza es buena para nosotros
Mentalmente, podemos desconectarnos de la naturaleza porque ahora estamos profundamente arraigados en un mundo hecho por el hombre. La investigación emergente muestra que conocer y sentir esta conexión con la naturaleza también es bueno para nosotros, y nos ayuda a lograr los beneficios más amplios para la salud de la exposición a la naturaleza. Conocer tu lugar en la naturaleza trae significado y alegría.
Los estudios realizados sobre este tema se centran en comprender y aumentar esta conexión con la naturaleza, porque estar conectado se asocia con mayores comportamientos de conservación pro naturaleza y nuestro propio bienestar. Tener una conexión con la naturaleza es beneficioso para el bienestar de los humanos y del mundo natural.
La naturaleza y su conexión
Las primeras intervenciones para mejorar la conexión con la naturaleza fue intencionalmente simple, algo que todos podemos hacer todos los días, en la mayoría de las cosas que hacemos. Sencillamente toma nota de tres cosas buenas de la naturaleza cada día, desde notar la canción de un pájaro hasta la brisa en un árbol. Si nosotros escribimos tres cosas buenas que hay en la naturaleza cada día durante una semana, entonces esto nos llevará a aumentar la relación que tenemos con ella.
También existen proyectos a gran escala, donde se establece alentar a las personas a valorar más la naturaleza en su propia vida, con énfasis en las experiencias naturales comunes y accesibles. En los últimos años, muchas personas han participado de estos proyectos y han descubierto que las personas mejorar su salud y su conexión con la naturaleza.
La naturaleza mejora la salud
Este es un excelente hallazgo, pero un punto clave es que la mejora en la salud está influenciada por la mejora en la felicidad, pero esta relación está mediada por el aumento en la conexión con la naturaleza. Por lo tanto, pasar tiempo en la naturaleza ayuda a las personas a sentirse más felices y más conectadas, y ser feliz y estar conectado hace que las personas se sientan más saludables.
Hay que comprender qué diferencias individuales nos hacen conectar con la naturaleza, y tratar de encontrar formas de mejorar dicha conexión. Por ejemplo, la reflexión sobre nuestra naturaleza, el pensamiento autodirigido, los pensamientos reflexivos, pueden mejorar nuestra opinión. Este es un interés positivo sobre los propios valores y actitudes de las emociones que contribuyen a un concepto propio.
La autorreflexión
La conexión con la naturaleza es una comprensión de nuestro lugar compartido en el ambiente, que afecta nuestro ser, cómo experimentamos el mundo aquí y ahora, nuestra respuesta emocional, creencias y actitudes hacia el medio que nos rodea.
La naturaleza regula las emociones
En definitiva, hay muchas pruebas de que la naturaleza es buena para nosotros, pero ¿cómo impacta estar en la naturaleza en nuestras emociones, cuerpo y bienestar? Primero necesitamos comprender nuestra emoción, y sus tres dimensiones: la amenaza, el impulso y el bienestar. La felicidad se logra cuando hay un equilibrio en estas tres dimensiones.
Por ejemplo, en el trabajo, cuando nuestra respuesta a la amenaza es hiperactiva, se puede dar un desequilibrio en nuestras emociones positivas dando lugar a padecer de ansiedad o depresión.
La naturaleza activa el sistema nervioso
De acuerdo a estudios realizados donde se hizo una comparación sobre cómo reacciona el cuerpo al estar inmerso en la naturaleza y cómo reacciona el cuerpo al estar en un entorno urbano, se llegó a la conclusión de que al estar en la naturaleza se activa las áreas del sistema nervioso que está relacionado con la calma y el bienestar, mientras que en el entorno urbano todo lo contrario.